jueves, 5 de noviembre de 2015

Haz tu canción

No te engañes.
Para hacer una hermosa canción
solo necesitas:
un papel
un lápiz
una guitarra
un alma acorde.
Lo mismo que hace cien años.

viernes, 23 de octubre de 2015

De réplicas y de infancia




Tengo pocas fotos de la primera infancia. Creo que podría contarlas con los dedos de ambas manos. No podré ver la imagen de mi madre esperándome aunque en mis rasgos nada puede negar que sea su hijo. Los años ochenta no fueron tan generosos para la fotografía doméstica, todavía en plena era analógica, no era tan fácil tener cámara, más si a uno le toca ser el cuarto hijo y el fragor de todo inicio se ha ido disipando. Todo comienzo tiene fotografías, ya no tanto la madurez de un matrimonio.

Mi hermana, con la que me llevo año y medio, me ha contado parte de la historia de esta foto custodiada por un abuelo postizo. Este, poco tiempo antes de morir, tuvo la lucidez de darse cuenta que su Bruno no tenía fotografías (hombre nacido a principios de siglo, seguramente no tenía tampoco las suyas y encontraba en ello una carencia). Así, en una visita que en familia hice a Montevideo, me llevó a ser fotografiado en un estudio de barrio. Tengo un recuerdo demasiado vago. Podría mentir incluso. Pero lo único cierto es esta imagen que entre otras ese buen señor eligió para tener en su apartamento montevideano que hoy habito. El actual hombre de la foto, veinte y tantos años después, celebra la determinación del abuelo y el ojo del fotógrafo para captar ese segundo en el que todavía me encuentro, imagen en que tengo la fortuna de encontrar a algunos de mis sobrinos.

Pocas décadas ya marcan suficiente distancia. Hoy disparamos fotos todos los días. Sin embargo, muy pocas dicen algo, muy pocas merecen la trascendencia, incluso para uno mismo. Las fotografías en papel supieron de otra elaboración, estaban más pensadas (¿más sentidas?), y al igual que las cartas tienen la dulce desdicha de envejecer con uno, lo que les da un sabor suplementario. No sé qué fotos veré en mi pantalla de 2050, a este ritmo habrá millones y de seguro no tendré siquiera tiempo para diferenciar cuál merece quedar fuera de un disco duro que se extingue.

A veces pienso (y no es consuelo) que mejor así, mejor pocas, que menos cantidad puede finalmente ser más.


viernes, 9 de octubre de 2015

Para dejar picando /10

Déjà vu: «Yo levanté un día una bandera de tradicionalismo y orientalidad. Quería encontrar con mis versos y mis canciones, ese calorcito local que nos redimiera. Hoy puedo vivir de mi arte: mis discos son los que más se venden, las ediciones de mis libros se multiplican, lleno los teatros en todos lados. Pero la radio y la televisión me rechazan. No hay lugar allí para las cosas serias. Y yo soy un investigador y creador serio».
Osiris Rodríguez Castillos, 1966


lunes, 5 de octubre de 2015

De mí

«A Lilia, tenés la cara redonda como tu abuela, así, bien redondita, no muy narigón, un poco a tu abuela Lilia… La cara, la forma de la cara, y en el entrevero él, muy simpático es tu hijo Raquelita… Linda dentadura, qué linda dentadura, seguro nunca estuviste en el dentista… A mamá te parecés, hasta a mi madre te parecés, cara redonda… Qué cosa… la barba bien oscura y el pelo bien negro, parece teñido…»

Tía Dora, la centenaria más uno. 


martes, 29 de septiembre de 2015

Josefina

Su acordeón
su rostro ya viejo
sonríe como niño
lo mismo su cuerpo
en su casa de siempre.

Allí lo espera Josefina.




sábado, 22 de agosto de 2015

Amablemente

Conocí la milonga "Amablemente" por Melingo, pero sin dudas lejos está de llegar a la versión original de Edmundo Rivero. Su letra, en la cárcel de oro del soneto, es hoy tan políticamente incorrecta que hace que me guste todavía más.

La encontró en el bulín y en otros brazos...
Sin embargo, canchero y sin cabrearse,
le dijo al gavilán: «Puede rajarse;
el hombre no es culpable en estos casos».

Y al encontarse solo con la mina,
pidió las zapatillas y ya listo,
le dijo cual si nada hubiera visto:
«Cebame un par de mates, Catalina».

La mina, jaboneada, le hizo caso
y el varón, saboreándose un buen faso,
la siguió chamuyando de pavadas...

Y luego, besuqueándole la frente,
con gran tranquilidad, amablemente,
le fajó treinta y cuatro puñaladas.

Poema: Iván Diez.
Música: Edmundo Rivero.




jueves, 20 de agosto de 2015

Fenómeno

Tarde en el centro. Chubascos, grisura, banda sonora en mis oídos. Al llegar a la explanada de la intendencia los colores cambian, hay sonrisas de políticos vestidos a la moda, los conocidos y el reluciente séquito haciendo looby bajo las negras nubes. Se ve alguna cámara. Muy cerca, Sánchez Padilla es retenido de las solapas por un cuidacoches que no lo deja avanzar, sus palabras repiten: "sos un fenómeno".


jueves, 30 de julio de 2015

Salvo


Hoy penetré en el laberinto del Palacio Salvo. Lejos del polizón, la cosa contó con guía y, por supuesto, con algunos turistas.
Mientras ascendíamos una de las señoras del grupo no tardó en preguntarme:
—¿De qué país sos?
No imaginan la cara de decepción que puso cuando le dije que era de Uruguay. Entonces, por cortesía, repetí la pregunta.
—También soy de acá —respondió.
Hablamos entonces como uruguayos, señalamos cierto abandono, la falta de dinero y lo lejos que estamos de ese tiempo de opulencia en la que se construyó el edificio.
—Pero mirá que el pasado no fue todo dictadura —me dijo de pronto.
—Sí, claro, la dictadura fue del 73 al 85 —respondí.
—Ustedes, los jóvenes, creen que en el pasado solo hubo dictadura, y yo viví antes de la dictadura. Y viví muy bien.
La señora se apartó entonces rumbo a una chica rubia con acento portugués y aspecto virginal. Mientras tanto yo pensaba en el desprecio de su planteo, tal vez en el rencor. No me incluí entre esos posibles jóvenes cuyo concepto de pasado obraría casi como sinónimo de dictadura, pero, aún en el error, me quedé pensando sobre la posibilidad de cierta mirada miope y cómoda, de cierto modismo negador del pasado por considerarlo tierra donde únicamente hubo represión.

En la cima, el plomo de la ciudad se desbordaba como nunca. Pensé en Montevideo enfrentándose a su propio espejo.


miércoles, 15 de abril de 2015

Alfonsina

gracias por bramar el fuego
y dejar caer
múltiples hojas buenas
de tus manos a manos nuevas
gracias
gracias por la sonrisa
ese suave equipaje
prólogo a toda partida
viaje que nos devuelve
más hondos
y más simples.


jueves, 12 de febrero de 2015

A lomo del recuerdo

Pocas plantas huelen tan rico como la de tomate. Me toman de la nariz para llevarme a una infancia con dos abuelos en el campo, caminando junto a mí por su vasta quinta, recogiendo algo de la enorme producción hogareña. Pensar que un solo tomate encierra en sí la simiente de tantas vidas, pequeñas plantas multiplicándose para calmar todas las hambres y honrar con su sabor y su color nuestra cocina. En mi patio de apartamento, ya lejos del campo y de la niñez, en mi intento de abonar otras plantas han brotado una docena de tomateras. Triste es saber que no llegarán a dar tomates, no hay sol ni aire ni tierra suficientes. Pero persisten en crecer rumbo a un cielo con claraboya. No darán fruto y quizá ellas también lo sepan, pero hasta la más pequeña de estas plantitas logra arroparse de suficiente perfume, aromas que me transportan a caballo de la memoria. He pensado que parte de su misión está cumplida.