domingo, 8 de septiembre de 2013

Culpa


Acabo de matar un ciempiés. Habitante imperceptible del patio interno de mi apartamento, cesó de existir sembrando culpa en su ejecutor. Era de una arquitectura perfecta, como el elegante torito o la menos elegante cucaracha; arquitectura que jamás podrá igualar ningún hombre. Sigo apenado, necesité de muchos golpes de champión para imponerle el adiós.