Se le otorga usualmente a Francia la paternidad sobre el cine tal y como
lo conocemos en la actualidad. En 1895 los hermanos Lumière hicieron la primera
y escandalosa proyección pública de imágenes en movimiento. No obstante, en
Estados Unidos, Edison ya había creado lo suyo e intentaba unir su kinetoscopio
al fonógrafo, también invento de su autoría ya patentado. Pero ese kinetoscopio
(del griego "kineto" —movimiento— y "scopos" —ver—) tenía
una gran diferencia con la versión francesa: estaba hecho para el visionado
individual, en una máquina que funcionaba a monedas. Se gestó como una
atracción, un negocio de momento, desde luego que era difícil imaginar que esa
tecnología podría llevar al arribo de un nuevo arte unas pocas décadas después.
Si bien el triunfo fue de los hermanos Lumière, un siglo después el
modelo Edison parece ser el vencedor, la lógica de la pantalla individual con
todo lo que ello conlleva y con las múltiples utilidades que proporciona.
A continuación las primeras imágenes de Edison, quizás menos difundidas que el inicial trabajo de los
hermanos Lumière. Hablan desde la última década del siglo XIX, vaya maravilla.
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