jueves, 10 de enero de 2013

Gato gordo


En barrio que nunca piso
salvo por cuestiones azarosas
ya con mi búsqueda en el bolsillo
llego a una florería
tres plantitas para recibir la primavera
en mi pozo de aire capitalino
el típico de vecinos que chillan y chillan
eso que llamaré hastío
llevo las plantitas hacia el mostrador
con esos colores que animan
pero veo que la cosa viene de veterinaria
en el camino me topo con indecible gato
¿cómo cuantificar la gordura de esta fiera portátil?
sin su mitológica elegancia
ni su sinuosa lujuria
no es más que un animal obeso y castrado
incapaz de recorrer airoso las azoteas
pelear con insectos y gatos taciturnos
consumar un amor bañado en lunas
en su remplazo
vaya maravilla
es premiado con comida y más comida


acaricio contrariado al animal
este me esquiva e ingresa al negocio
yo entro tras él
y es ahí donde encuentro la explicación
grandes bolsas están abiertas
remangadas y rebosantes de pastillas
aquellas que llaman alimento de perro o de gato
para no decir forma fácil de tener mascota
llegando allí nuestro amigo
prueba ocioso la comida
pronto se sacia y vuelve a la puerta

la señora que me cobra
en nada diferente al indecible gato
nada le dice
ni siquiera su empleado festeja mi chiste
igual me voy contento con las plantitas
soñando que en todo el mundo
no hay imagen mejor
que represente a la gula. 


1 comentario:

  1. Vaya amigo! tu si que sabes encontrar poesía donde no la hay... la imagen de la Gula: sensualidad, sexualidad, apetito (llevado más allá de todos los extremos según entiendo) y todo incrustado en una "fiera portátil", magnifica farsa de sus antepasados... los gatos gordos son buenos para calentar los pies en invierno...

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