lunes, 16 de abril de 2012

Adriano recobrado

// f.web


Comparto subrayados de mi lectura de Memorias de Adriano, novela histórica de Marguerite Yourcenar (1903-1987) publicada en 1951.

Adriano fue un emperador romano del siglo II. Yourcenar imagina sus memorias y nos acerca la voz íntima y sabia de un supremo y controvertido hombre de estado que se sabe cerca de la muerte.

“ Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, (…) mi cuerpo, ese compañero fiel, ese amigo más seguro y mejor conocido que mi alma, no es más que un monstruo solapado que acabará por devorar a su amo. ” 

“ Comer un fruto significa hacer entrar en nuestro Ser un hermoso objeto viviente, extraño, nutrido y favorecido por nosotros por la tierra; significa consumar un sacrificio en el cual optamos por nosotros frente a las cosas. Jamás mordí la miga de pan de los cuarteles sin maravillarme de que ese amasijo pesado y grosero pudiera transformarse en sangre, en calor, acaso en valentía. ”

“ Casi todo lo que sabemos del prójimo es de segunda mano. Si por casualidad un hombre se confiesa, aboga por su causa, con su apología pronta. Si lo observamos, deja de estar solo. ”

“ De todos nuestros juegos, es el único que amenaza trastornar el alma, y el único donde el jugador se abandona por fuerza al delirio del cuerpo (…) El juego misterioso que va del amor a un cuerpo al amor a una persona me ha parecido lo bastante bello para dedicarle buena parte de mi vida. Las palabras engañan, puesto que la palabra placer abarca realidades contradictorias, comporta a la vez las nociones de tibieza, dulzura, intimidad de los cuerpos, y las de violencia, agonía y grito. ”

 “ Concedo que el sueño más perfecto sigue siendo casi por necesidad anexo del amor: reposo reflejo, reflejado en dos cuerpos. Pero lo que aquí me interesa es el misterio específico del sueño por el sueño mismo, la inevitable sumersión que noche a noche cumple osadamente el hombre desnudo, solo y desarmado, en un océano donde todo cambia, los colores y las densidades, hasta el ritmo del aliento, y donde nos encontramos con los muertos. ”


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