Manoel de Oliveira es un creador centenario de
cine portugués. A sus 103 años, sigue empecinado en expresarse. Comparto con
ustedes un cortometraje suyo del año 1964 llamado A Caça. Es una obra nada
complaciente, muestra clara de un cine de autor.
El espacio es de un humilde pueblo portugués. Hay
dos niños entrando en la adolescencia que hacen de las suyas. El retrato es fresco pero lleno de una belleza sombría y, por
sobre todo, pesimista. En el momento en que logramos cierta identificación con
los personajes, como sucede en Um film falado (2003) del mismo autor, parece
que Oliveira desea hacernos sufrir. No obstante, el corte no parece tan
abrupto, detrás del retrato pueblerino, anecdótico, se deja entrever la
violencia.
Para los que no gustan del final tienen a
continuación —aunque parezca broma— una versión “más optimista” del mismo, según se lo exigió la censura del
momento.
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