viernes, 1 de noviembre de 2013

El nieto


Ay las motos cómo pasan, por mi barrio es igual, a veces estás en tu casa (la mía está al fondo del terreno) y igual las escuchás. Acá a media cuadra vive mi hermana, le alquila la casita a Mederos. Yo vengo todos los domingos a visitarla, me tomo este mismo ónibus para la ida y para la vuelta. Me gusta el barrio... yo no puedo comer azúcar porque soy diabética pero me tiene aburrida el edulcorante, así que vengo a la panadería esta de la esquina y sabés que encuentro cosas que no hay en mi barrio. Biscochuelos riquísimos, hoy no me llevo pero casi siempre me vuelvo cargada. No es tan barata pero mi hermana compró en el almacén los mismo mismo y son más caros ahí que en la panadería... ¿Conocés a gente del barrio? La gente acá se conoce poco. Yo conozco a Mary la podóloga, cada tanto me vengo hasta acá porque me encanta como me deja las uñas y no sabés los callos, lisitos, me sale más caro por los sesenta pesos del boleto pero no me importa, más vale gastar un poco más... También conozco a Licha la modista. ¿La conocés? Qué frío... por suerte me traje este vaquero rangler, yo soy de la iglesia evangélica y no me lo dejan usar pero me lo traje igual, hay una humedá. Pero fijate que no siempre me quedó así: en el 2006 estuve en España visitando a mi hijo que vive allá hace 28 años y cuando volví a Uruguay me lo probé y me quedaba muy grande, estaba flaca flaca, toda chupada, no te hacés una idea. Lo guardé como para regalarlo y el otro día cuando quería usar un vaquero porque todo lo que tengo son deportivos, así para caminar, me da por probármelo y fijate que me quedaba regio, le hice el dobladillo y ya empecé a usarlo, calentito, aunque no es tan cómodo para caminar. En este mismo ónibus que va a pasar, en el 2010, cuando me fui a bajar por Garzón cuando todavía la estaban haciendo, me caí y quedé atrás de las ruedas, no arrancó porque se le cruzó un camión sino no contaba el cuento; esa fue la mano de Dios siempre digo. Cuatro hombres me ayudaron a levantar pero estaba toda lastimada, la ropa toda rota y llamé como pude a mi hija y me curaron ahí nomás, no me internaron porque no perdí la conciencia. Me salvé pero quedé con artritis y arteriosclerosis. La voy llevando bastante bien... Mirá... ahí me parece que dobla. A ver... Es sí, mi hija me compró un bastón que era carísimo y cuando subía la escalera se me cruzó el gato y se me cayó, se quebró y le saltó el resorte, lo terminé pegando con la gotita por suerte quedó bastante bien. Ah... ¿vos no vas? Bueno... Yo te lo cuido, ¡si podría ser mi nieto! Que pases lindo nena...